Nunca llueve eternamente.

A veces poeta, dramaturgo, guionista, cineasta, pero tristemente humano.

''Yo puedo, sé que puedo'', de la nueva escritora Alejandra Baigorria. Auspiciado por: COMBATE

No es una cosa del otro mundo afirmar que los libros de auto-ayuda se venden a millares. Pero ¿ acaso estamos ante una nueva gurú del rubro? El futuro best-seller que se recorre por Crisol, me ha sorprendido en demasía. Ese libro se suma a un mismo saco o costal de personas no-escritores que ya han publicado su obra. En este caso, la protagonista de ''Combate'' se aprovecha que tiene miles de seguidores en todo el Perú que a diario la ven en la televisión mediocre de nuestro medio. La estrategia del marketing da frutos, primero fue con ''Asu Mare'' y luego viene esto. Prepárense. 



Una personalidad mediática que varias personas (especialmente las chicas) la siguen como fans confesos. Es una clara muestra que lo superficial triunfa y seguirá triunfando, pese a quién le pese.

Esto me lleva a citar una frase de Mario Vargas Llosa, de su libro ''La civilización del espectáculo'': La creciente banalización del arte y la literatura, el triunfo del amarillismo en la prensa y la frivolidad de la política son síntomas de un mal mayor que aqueja a la sociedad contemporánea: la suicida idea de que el único fin de la vida es pasársela bien. 



Es el premio al coger un libro para matar el aburrimiento o seguir consejos de cómo una persona pudo salir de sus problemas personales para ''enseñar'' a las demás personas. Sólo un puritano fanático podría reprochar a los miembros de una sociedad que quieran dar solaz, esparcimiento, humor y diversión a unas vidas encuadradas por lo general en rutinas deprimentes y a veces embrutecedoras. Pero convertir esa natural propensión a pasarlo bien en un valor supremo tiene consecuencias a veces inesperadas. Entre ellas la banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad, y, en el campo específico de la información, la proliferación del periodismo irresponsable, el que se alimenta de la chismografía y el escándalo.


Ataquemos el problema al raíz, tal cual manifiesta Gustavo Rodríguez, preguntémonos ¿qué carajos hemos hecho mal para pasar por esto?. La respuesta viene de nosotros mismos que preferimos encender la televisión que al hábito de leer. Están los libros de literatura, los verdaderos periódicos de investigación, los cómics, entre otras cosas que podemos encontrar una lectura plácida y acogedora. Votamos por un gobierno que no quiere apostar por la educación. Decimos que tenemos libros (o biblioteca) por adorno. Cómo si tener libros en stands no volviera más intelectual. No. 

No solamente vamos a tirar dedo a las personas que no leen (admito que últimamente que he dejado varios capítulos de literatura inconclusas). No obstante  me pregunto ¿y las editoras? El simple hecho de ser rubia, famosa, delgada e icono de la televisión peruana le da derecho a publicar tan fácilmente(?). A lo largo y ancho del país, tenemos escritores de vocación, -que no salen en televisión- con mucha pasión que no tienen muchos recursos para publicar. Muchos de ellos escriben poesía y tienen un culto casi divino por el buen uso del lenguaje; no se les da la oportunidad. Claro, me olvido, con dinero uno hace lo que quiera. Esto es el claro choque de la civilización del espectáculo y la escasa cultura de la sociedad peruana. 

Octavio Paz, tenía razón: A mayor riqueza material, mayor pobreza espiritual. La conversión de la persona en objeto mercantil. Y, esa frase vivirá con nosotros por los siglos de los siglos. Amén.