Nunca llueve eternamente.

A veces poeta, dramaturgo, guionista, cineasta, pero tristemente humano.

Nuestros derechos también son humanos



Hoy por hoy, vivimos tiempos muy difíciles y como decía Ernesto Sabato ''Vivimos un tiempo en que el porvenir parece dilapidado. Pero si el peligro se ha vuelto nuestro destino común, debemos responder ante quienes reclaman nuestro cuidado''.  Hablar sobre los Derechos Humanos requiere una nutrición diaria de información actualizada. Según la ONU (Organización de las Naciones Unidas) los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles. Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y garantizados por ella, a través de los tratados, el derecho internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho internacional. El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos. Pero, mientras más alimentamos los conocimientos más insaciable es el apetito por conocer todos los pormenores detalles, hasta los más mínimos, de los innumerables casos de violación de los ya mencionados derechos humanos.

En el gobierno del ex-presidente, actualmente preso por el gobierno peruano, Alberto Fujimori ha sido culpable de diferentes violaciones de los derechos humanos. Es por ello, que hoy cumple todos los cargos de dichas faltas. Fujimori, de 70 años, fue declarado culpable de los delitos de homicidio calificado y asesinato con alevosía, lesiones graves y secuestro por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, que dejaron 25 muertos en 1991 y 1992, además del secuestro de un periodista y un empresario en el 1992, luego del auto-golpe de estado en ese mismo año. En su aventura totalitaria el presidente Fujimori aniquiló al Tribunal Constitucional, a fin de evitar que sus aspiraciones de reelección presidencial fueran rechazadas por este órgano supremo del Poder judicial en el Perú, que se atrevió a emitir un dictamen contrario al que Fujimori y sus aliados esperaban. Enseguida Fujimori, al margen de lo que manda la Constitución, creó organismos fantasmas, carentes de sustento constitucional, (Comisiones Ejecutivas) a fin de despejarlo de sus funciones y someter bajo su autoridad a los Tribunales de Justicia y a la Fiscalía de la Nación, colocando a sus amigos en los cargos de dirección. Para Fujimori el Estado de Derecho "es un discurso de los politiqueros". Fujimori, con la complicidad de la mayoría oficialista en el Congreso anuló arbitrariamente las principales funciones asignadas al Consejo Nacional de la Magistratura (organismo que fiscaliza la conducta funcional de los jueces) y a la Academia de la Magistratura, para después poder colocar a algunos jueces ineptos y corruptos en tribunales claves, a los cuales les correspondía pronunciarse en asuntos como la reelección presidencial, el Referendum convocado por la oposición, denuncias de corrupción, entre otros casos. Asimismo, optó por retirar al Perú del sistema interamericano de vigilancia y protección de los derechos humanos. Ante esta amenaza, diversos partidos de oposición en el Perú, además de condenar al terrorismo, manifestaron que: Denunciamos la pretensión del Gobierno de apartarse de las sentencias de la Corte Interamericano de Derechos Humanos, bajo el pretexto de que dicha Corte estaría liberando terroristas, lo que fue falso. El ex-gobierno de Fujimori tiene en el tema de los derechos humanos uno de sus puntos más críticos, además de la falta de un Estado de derecho. Aunque a Fujimori algunos le aplauden en el exterior por haber controlado la subversión y el terrorismo, y haber detenido la hiperinflación en el Perú, también se le critica por la masiva pobreza y las graves violaciones a los derechos humanos que se están cometiendo en todo su período de gobierno. Por otro lado, en las Naciones Unidas (ONU) existen mas de 5,000 denuncias de desapariciones aún no investigadas, desde 1982 hasta la actualidad. Los familiares de estos desaparecidos, en su mayoría población andina y amazónica, siguen reclamando verdad y justicia. Este tema de los derechos humanos está enfrentando cada vez más al gobierno peruano con la Comisión Interamericano de Derechos Humanos, (CIDH) que cuestionó la falta de un debido proceso en muchos casos de terrorismo, la prisión ilegal de inocentes, la práctica de la desaparición forzada de personas y la total impunidad de los responsables de graves violaciones a los derechos de las personas.
La CIDH está exigiendo ahora que el gobierno peruano restituya en sus cargos a los tres ex integrantes del Tribunal Constitucional que fueron destituídos en 1997 por oponerse a una nueva postulación de Fujimori. También exige que se le devuelva la nacionalidad peruana al empresario de televisión Baruch Ivcher, atacado por el gobierno por las denuncias que hizo su televisora acerca de graves casos de tortura y asesinato cometidos por agentes del servicio de inteligencia al mando del asesor presidencial Vladimiro Montesinos. Igualmente la Corte Interamericano está evaluando otras 20 denuncias por graves violaciones a los derechos humanos en el Perú.

La respuesta del gobierno peruano ha sido intentar separar al Perú del sistema interamericano de protección de los derechos humanos, ante esto, hoy por hoy, la última palabra para un futuro indulto del ex-mandatario Alberto Fujimori, recae en las manos de Alan García y Ollanta Humala. Conversaciones ya avanzada manifiestan que se han formalizado el pedido de indulto para Alberto Fujimori en el Palacio de Gobierno. En dicho documento se alega el delicado estado de salud del ex-presidente, y aseguran que se hace la solicitud ''por gratitud'', pese a los crímenes que fueron cometidos. En lo personal, desde mi humilde punto de vista, yo no votaría nunca por Alberto Fujimori, sin embargo, al actual presidente Alan García la gran parte de la población peruana le pide que el ex-presidente fujimori sea indultado en gratitud que nos dio la paz del terror del sendero. Yo velaría por su mala salud y su edad avanzada,el errar es humano pero pacificó el país por el terrorismo de antaño. Estaría de acuerdo en un eventual indulto, que por cierto, comparto la idea del futuro presidente Ollanta Humala ''nadie debe morir en la cárcel, salvo los que tienes cadena perpetua por abusar de los menores de edad''.

El desdén, la indiferencia de los gobernantes, autoridades y ''abanderados'' de la democracia resulta cada vez más patético: la actitud negativa para encarar la justicia y el respeto de nuestros derechos fundamentales adquiere cada vez mas adeptos. El ideal del Nuevo Hombre,  aquel que lucha contra la miseria de los pueblos oprimido, el que desea la convivencia de seres humanos libres y dignos, con igualdad de condiciones y valores bien definidos se difumina y se vuelve más lejano. Resulta imposible no sentir hambre por la dignidad y la justicia. Gandhi, resalto el hecho de que es una mentira pretender ser no violento y permanecer pasivo ante las injusticias sociales. La impotencia de no poder hacer algo realmente concreto oprime el alma, pero, queda un atisbo de luz en medio de tanta incertidumbre, y es la de impartir los conocimientos adquiridos a aquellos a los que cederemos las posta en algún momento de nuestras vidas. Es entonces que nacen de los escombros de esta des humanización los supervivientes que se esfuerzan por no traicionar los nobles valores, ante ello, surgen los jóvenes -me considero dentro de aquel grupo- y niños con su alegría y libertad que nos empujan a no dejarnos avasallar por esta olas de injusticias y falta de valores éticos y morales, de crueldad y falta de criterio para encarar y hacer valer nuestros derechos inherentes, en este mundo acéfalo y tan desmemoriado que olvida fácilmente su pasado y la razón de la existencia.

Es necesario que el ser humano adquiera el compromiso, del hombre concreto de carne y hueso que anhela su libertad y felicidad, con sus debilidades e impotencias, pero al fin y al cabo SER HUMANO, que redime a la humanidad.


                                                                                                                        JEFFERSON GUSTAVE.