Nunca llueve eternamente.

A veces poeta, dramaturgo, guionista, cineasta, pero tristemente humano.

Jean Renoir: La grande illusion (1937)



Aquel día que vi esa gran obra de Jean Renoir tenía una tristeza no identificada en el alma. El origen lo desconocía, pero tenía en mente ver alguna película clásica. Al ya estar casi de vacaciones, confieso, que tengo una deuda pendiente con la torre de filmes que esperan por dejar de ser ignorados y una lista de libros por ser devorados. Pero, acá vamos con este artículo sin desligarnos del tema.

Estamos en el contexto de la 1era Guerra Mundial. Este es un film con alto contenido psicológico, tomando en cuenta, el drama anti-bélico que propone Renoir. La acción y el contexto de ''La grande Illusion'' tiene su origen en Francia (cantina de una base aérea) y en Alemania (campo de prisioneros de Hallback, castillo - prisión de Winsterbonr y una granja de montaña próxima a la frontera suiza). Más allá de contar el argumento, lo que se rescata - a priori- de esta obra maestra del cineasta francés, es la visión que logra con un excelente performance entre: las clases sociales, las ideas contra la guerra, el análisis de la aristocracia, la amistad y el respeto por la dignidad del enemigo.

Según el mismo director, la idea del filme surge cuando era piloto de guerra (algunas de los trajes de guerra que se aprecia es del mismo Jean Renoir). Allí conoció a un gran aviador que fue atrapado por los alemanes y consiguió fugarse. He ahí un punto clave en la película. Los protagonistas mismos personajes sacados de las hojas de ''Le comte de Monte-cristo'', pasan por una serie de obstáculos por su ansiada libertad. El argumento personal que vivió el director, resultó ser materia de guion que conjuntamente con Charles Spaak y la complicidad del gran actor Jean Gabin se transformaría en uno de los films más destacados de la historia del cine. 

Renoir juega con los personajes, los segmenta, los pone a cada uno en un status diferente que alimentan la narrativa de la película con extremos bien marcados. Cerca del final de pone énfasis a esta propuesta en un peculiar monólogo, en aquella genial escena entre Gabin y la vaca alemana se pone en manifiesto el claro mensaje del film; y el final abierto que da lugar a la esperanza acercas de las ilusiones del ser humano que no sería posible con la historia que ya todos sabemos. 




Para finalizar, dejo un pequeño vídeo a manera de tráiler. Y, con la anécdota de que esta película fue encontrada de casualidad en negativo con el montaje sin editar y en su totalidad (fue censurada en varios países), gracias a ello se montó la versión que todos podemos apreciarla. De esta forma, la perspectiva de Jean Renoir llega con toda su fuerza dramática y frescura con el paso de los años; lo que permite al cinéfilo adentrarse en el gozo de una de las cintas más célebres de este gran director que años más tarde nos da otra joya cinematográfica como lo fue: La régle du jeu (1939). Todo lo que me estaba perdiendo con esta película, era la razón que al sacar el dvd entendí que hubiera estado más triste si hubiera elegido la película equivocada en esos momentos que me angustiaba. No era para peor, la temática pacifista calmó todos mis diablos encontrados. La soledad que me acompañó no puedo haber estado más dichosa de contemplar tan sutil belleza de ver un largometraje imprescindible para comprender más aún la incomprensible historia europea del siglo pasado.