Hoy fui a ver el mencionado filme nacional. Daré la razón a
Martha Hildebrant, el taquillero nombre comercial va contra toda regla
gramatical española. ''La falta de cultura en la juventud es espantosa y yo no
me espanto del lenguaje popular, porque e s “Pasu madre”, que a su vez es “Para
su madre'', aclaró la lingüista.
El cine promedio peruano es un cine que desde mi punto de
vista narrativo, tiene sus plot points, tiene su punto medio, su anagnórisis,
su clímax; en otras palabras, cada diez minutos o menos el espectador está
sumergido a una secuencia de palabras vulgares -esto lo tiene muy en claro los
creadores de ''Asu mare''. El espectador está constantemente estimulado por ese
giro, y se acostumbra a digerir. De manera que si un filme nacional no maneja
ese modelo narrativo, ni estilístico sino, que de lo contrario, el público
normalmente va a rechazarlo porque no es a lo que está acostumbrado. Es una
lástima, es el facilismo del humor. Cada vez que el protagonista principal
''Cachín'' contaba una anécdota acompañada de un lenguaje soez, sus gags eran
éxitos rotundos. Esto se asemeja a nuestra televisión mediocre, tranquilamente
encaja en el mismo saco negro de la serie ''Al fondo hay sitio''. Es una pena
también, el simple hecho que la taquillera película sea todo un ejemplo a
seguir. Nuestro cine está en decadencia hace mucho tiempo, está muerto, sigue
sin evolucionar. Sin esa cuota de creación visionaria, de fantasía, de
genialidad. Hay tan poca imaginación que un BIOPIC sacado de un stand up, ha
sido el filme peruano más exitoso, batiendo récord a nivel nacional. Esto es
preocupante, una autobiografía con un buen manejo de marketing hasta el tuétano
refleja la limitación imaginación de los directores y productores que apuestan
por ese tipo de cine.
Basándonos en Noam Chomsky,
el rebaño desconcertado que aplaude la película ''Asu mare'', no es nada
más que afirmar el mismo público objetivo al que va dirigido. Es equivalente a
la masa de ovejas que ven ''Combate'', ''Al fondo hay sitio'', ''Esto es
guerra'', entre otros. Y, al parecer el control de los medios de comunicación
supera con creces mis expectativas. Nunca había visto colas tan largas para
entrar a ver un filme de producto peruano. ¿Cuándo se jodió nuestro cine?
¿Cuándo dejó de existir buen cine en nuestra ciudad? ¿Cuántas semanas más
estará en cartelera ''Asu mare''? ¿Tiene sentido programar cine de calidad en
una ciudad que tiene -o tuvo- el título de ''capital de la cultura''? Hace poco
llegaron dos filmes de gran factura, pero no tuvieron la misma suerte mediática
que la película del showman Carlos Alcántara. Lincoln, de Steven Spielberg,
merecedor al premio de la Academia en la categoría de mejor actor, protagonizado
por Daniel Day-Lewis y la otra el filme que mantiene vivo la memoria del
maestro del suspenso Alfred Hitchcock, protagonizado por oro ganador de la
Academia con premio al mejor actor Anthony Hopkins. A estas películas el
circuito comercial no encontró mejor salida que lanzarlo a loas 2 de la tarde:
horario surrealista para ir al cine y fueron sacadas rápidamente de la
cartelera.
La palabra exacta ante el fenómeno de ''Asu mare'' se llama
Marketing. Pero, de eso trata: de descubrir y satisfacer las necesidades de un
grupo de consumidores. Es atroz que este tipo de consumidores
predomine en mi querido país. Datos para la anécdota, más de 35 mil entradas
antes de su estreno, según los medio supera las cifras logradas por las
supertaquilleras Harry Potter, Star Wars, La era del hielo, Avatar, entre
otras.
La gran demanda que viene acompañado este paquete, que por
cierto, ha generado unas jugosas ganancias para los productores del mencionado
filme, poco usual para una película peruana, abre la pregunta sobre si estamos
ante un despertar del cine nacional o se trata de un caso aislado por un
personaje popular y harta dosis de marketing; se pregunta Luis Quintanilla.
Para finalizar, debo decir que me sentí fulminado por la
agresiva publicidad de la cerveza Brahma y de la gaseosa Inca Cola; la pregunta
del millón... ¿Esas empresas que no son peruanas, en verdad, apoyan justamente
al cine peruano? O, sólo esperan coger una tajada redonda del éxito
publicitario del filme.