Nunca llueve eternamente.

A veces poeta, dramaturgo, guionista, cineasta, pero tristemente humano.

Oda al Caballero de los Mares


Mar peruano, mar armonioso de tu salada azur fragancia
que recorre de norte a sur la patria que te vio nacer
¡Oh, caballero de los mares! Gran Almirante,
Hoy el Perú te reclama, hoy más que nunca, hoy te honra
del ayer cuando la patria se desangraba en el horizonte perdido.
Pero de ti surgió la luz, esa luz del coraje que jamás nuestro mar fue testigo
de la tanta entrega y honor que nos llena de orgullo a todos los peruanos.

Magnífico y sonoro a paso firme ¡Oh, peruano del milenio!
que evocas de lo más profundo del océano una leyenda y un cantar:
Tú eres hoy y siempre la patria sobre el mar, bajo el cielo
y más allá de tu valentía como un nuevo Quijote de las míticas
galeras de oro que cantaba Homero; pero todo tiene un final…

La vida es corta y tenías que caer. Tenías que caer por tu patria.
Tenías que caer como héroe, como caballero, como un nuevo Mio Cid,
Tenías que caer, mi Gran Almirante con tu monitor Huáscar; y así fue…
Por eso, es eterno tu nombre, tu legado y recuerdo. Puede la vida triste
irse como una sombra, pero quedan las almas sublimes, la valentía del héroe,
el resplandor patriótico, y el eco del mar que resuena la frase que quedó
inmortalizada en la sagrada historia de nuestro Perú: ‘’Si el monitor Huáscar
no regresa victorioso, yo su comandante tampoco regresaré’’.