Nunca llueve eternamente.

A veces poeta, dramaturgo, guionista, cineasta, pero tristemente humano.

ANÉCDOTAS LITERARIAS I :


Jorge Luis Borges y Roberto Godel fueron grandes amigos desde 1909. Cuando el gran escritor del ‘Aleph y Ficciones’ se mudó de Suiza a Barcelona, escribió una carta que revela un Borges veinteañero inédito del espectáculo taurino, nada parecido al incomprendido intelectual no galardonado nobel de literatura, erudito especialista en lenguas sajonas que podía, sin embargo, aceptar lo que hicieron Pinochet o Videla. Su ambigua condena al salvajismo y maltrato profetizaba al cuentista que fingiendo una distracción angélica, respaldó al peor fascismo sudamericano.

Hotel Ranzini, Barcelona, 1919.

Querido compañero:

¡Al fin aquí me tienes en España! Nos encontramos en Barcelona desde hace una semana. A mí para decirte la verdad no me entusiasmaba mucho la idea del viaje, me resultó triste dejar Ginebra, Oh Ginebra, la ciudad festiva y sonriente, la de las gentiles muchachas francesas…
Pero en fin, sonó la hora de los adioses; me despedí de Emilie –estaba triste la pobrecita- y de Adrienne a quien encontré por casualidad, más linda y más traviesa que nunca. El viaje fue interesante. Atravesamos el Midi de Francia, tierra de llanuras y cuchillas. Casi todas sus ciudades, Narbone, Tarascón, Perpignam, dan la misma impresión que las ciudades provincianas argentinas, con las idénticas casas blancas de un piso de alto o dos, con las amarillas tejas españolas, las rejas en los balcones, los perros tirados al sol en las veredas, en fin la misma sensación de calor, de dejadez, de suciedad y de gente ñoña y holgazana que vive a la buena de Dios que es grande.
Exceptúo naturalmente Lyon que es un gran ciudad. Vimos muchos soldados. Aquí en Barcelona hemos topado con un hotel excelente. Yo he pasado toda esta semana en visitar la ciudad. Ahora ya sé orientarme. Barcelona ‘grande ville, sonore,  sale et suante’
como le escribí a un amigo mío de Ginebra, un muchacho judío de quien creo haberte hablado, es difícil de clasificar.
Indudablemente aquí la vida es intensa. Se vive mucho de noche. Las calles son un río de gente, los cafés ponen sus mesitas sobre el bulevar, grandes carteles con letras de luz flamean a la entrada de los múltiples teatros de variedades y las notas tristes de organitos y de guitarras se mezclan con el bullicio de los tranvías y los automóviles y las voces de la multitud.
Hay teatros y cinemas que comienzan la función a las once y media de la noche y terminan recién a las dos de la mañana. Hablando de otra cosa ayer fui a los toros. Es un espectáculo cruel, salvaje, bárbaro, cobarde pero también inolvidable y épico, algo de tal magnificencia como debe ser presenciar un asesinato o un ataque de bayoneta.

Imagínate primero el vasto anfiteatro abierto bajo el vibrante cielo azul. Con sus cinco o seis mil espectadores que gritaban, silbaban, aplaudían y hacían barullo, parecía como el cráter hervoroso de un volcán. Y los toreros luego, todo ellos en caleta, chaqueta, calzón corto y medias rosadas, los picadores, lanza en ristre y jinetes sobre rocines míseros, el espada con un traje fulgente y su capa punzó. Al fin toca la orquesta y se abre la puerta del toril. Salió corriendo un toro, una bestia negra y pujante, y casi corneó a un torero. Le salió al encuentro un picador. Embistió el toro bravo, hundió su asta afilada en el vientre del rocín y caballo y jinete rodaron por la arena. El infeliz caballo murió casi enseguida. Yo vi matar seis toros, uno después de otro (…) ¡Lástima que la España gaste su entusiasmo y su fuerza en todo ese sadismo bestial, en ese cruel festín de barro y sangre! Valientes sin duda los toreros, pero el público…
En fin, la España no tiene el monopolio de los placeres crueles, más cruel y más cobarde y sin la magnificencia de colorido de los toros es el fox- haunting en Inglaterra, donde se juntan treinta o cuarenta aristócratas y una jauría para matar a un zorrito.
Por hoy, adiós, hermano. Saludos a tu familia, amigo queridísimo. Vale.

Jorge Luis Borges

Poste Restante, Barcelona.